Giacomo Casanova se estaba divirtiendo, viajando por Europa, conociendo a las personas más interesantes de su época, aceptando invitaciones de mujeres ricas y famosas, apostando, bebiendo, seduciendo a las chicas y evitando responsabilidades. Sin embargo, en 1755, regresó a Venecia. En una noche como tantas otras, paseaba por la ciudad bebiendo y entreteniendo a quienes lo rodeaban. El Estado Veneziano, conocido por su intolerancia hacia cualquier amenaza a la República, no podía tolerar tanta libertad en un solo hombre, incluso si se trataba de Casanova. Así, la policía secreta fue enviada a arrestarlo, acusándolo de disolución y blasfemia. Fue rápidamente condenado y encerrado en los Piombi, las prisiones venecianas.

No obstante, la prisión resultó ser otra aventura para Casanova, ya que su vida allí no era tan mala: le permitieron llevar algunos muebles a su celda y recibía comidas calientes con regularidad, algo poco común para los prisioneros. Aunque la prisión era relativamente cómoda, no era suficiente. Pronto hizo amistad con otro prisionero, un abad llamado Baldi, también amante de las mujeres, y juntos comenzaron a cavar un agujero en el techo de la celda para escapar. A través de este agujero llegaron a la Cancillería del Palacio Ducal. Cuando una guardia los detuvo y les preguntó qué estaban haciendo, fingieron ser visitantes oficiales que se habían perdido durante un recorrido del edificio; pidieron amablemente indicaciones para salir, subieron a la góndola más cercana y remaron frenéticamente hacia Mestre.

Este, por supuesto, no era el tratamiento habitual para los prisioneros en los Piombi, considerados un lugar muy seguro donde las condiciones eran extremadamente duras. En 1787, Casanova decidió publicar un libro titulado «Mi fuga de las prisiones de Venecia». Muchos creen que se le permitió escapar debido a los vínculos que había cultivado con personas ricas y poderosas en Europa. En realidad, habría sido un crimen mantener a Casanova encerrado y privarlo de la vida que llevaba, permitiéndole además escribir lo que hoy disfrutamos al leer.