Nos acercamos a Murano, llamada a menudo la pequeña Venecia por su similitud con la ciudad, de hecho, está compuesta por cinco islas y tiene su propio Gran Canal que fluye entre sus calli. Sus primeros habitantes fueron unos refugiados que trataban de huir de las invasiones de los Longobardos en el territorio del continente.
Tiene fama mundial indiscutida por su producción de cristal, pero en origen los cristaleros solían vivir en Venecia y tuvieron que mudarse sólo en 1292, cuando el Estado decidió trasladar los centros de producción de vidrio a Murano para evitar el riesgo de incendios, muy elevado en Venecia por ser la mayoría de los edificios de madera. Las autoridades guardaban tan atentamente los secretos de la fabricación del vidrio que si un maestro cristalero quisiera mudarse en algún lugar fuera de Venecia le enviaban unos sicarios para que le convencieran volver a Venecia. La otra opción disponible, además de volver a casa, era la muerte.