A partir de estas directrices generales, se pueden hacer algunas consideraciones sobre el éxito del proyecto, es decir, si logró resolver los problemas de detención en el Palacio Ducal, especialmente el de la falta de espacio. En definitiva, se puede afirmar que no fue así, ya que incluso en las Prisiones Nuevas las celdas terminaron sobrepobladas.
Además, otros problemas hicieron que la detención fuera muy dura, como la escasa higiene; las celdas solo se limpiaban una vez al año, utilizando vinagre y cal viva, y un cubo de madera servía como inodoro, lo que generaba un hedor insoportable en el reducido espacio compartido por los prisioneros. A esto se sumaba la humedad propia del entorno lagunar, que convertía la prisión en un lugar propicio para la propagación de enfermedades, epidemias, ratas e insectos.
Finalmente, una evaluación numérica nos da una visión clara de los reales mejoramientos logrados: en el Palacio Ducal sobrevivía el 35% de los prisioneros, mientras que en las Prisiones Nuevas la tasa de supervivencia alcanzaba aproximadamente el 45-50%, lo que significa que el 50% restante terminaba aquí su existencia.