La laguna cuenta con muchas pequeñas islas que parecen totalmente abandonadas y salvajes, pero en realidad muchas de ellas en el pasado eran pobladas y muy bien guardadas, la mayoría de las cuales acogían un convento o un monasterio. Entre éstas destaca San Giacomo in Paludo por su fascinante historia. AL principio era un lugar de descanso para los marineros que llegaban desde el territorio continental y que navegaban hacia Venecia. Siglos después se convirtió en un convento, pero las monjas tenían mala fama por acoger muy a menudo a visitadores de sexo masculino. Cuando las últimas dos monjas abandonaron a la isla para ir a Torcello, San Giacomo se convirtió en un lazzaretto para los enfermos de peste, y cuando la peste también se acabó, aquí se instaló un monasterio. En 1779 la isla perdió su función religiosa y con la invasión de Napoleón a principios del siglo XIX casi todos sus edificios fueron destruidos, dejando el paisaje vacío que ves hoy en día.