Miles de años antes de que se inventara la nevera, la sal era la respuesta para almacenar y guardar la comida. Aunque sus propiedades y utilizo eran muy bien conocidos, no todos los pueblos podían encontrar con facilidad la sal entre los recursos naturales de sus territorios. Los venecianos eran una de las poblaciones que poseían grandes cantidades de sal gracias a las salinas naturales de la laguna y entendieron muy pronto que ese producto natural se iba a convertir en una importante fuente de ingresos para su economía, vendiéndolo como si fuera un bien de lujo por precios muy altos. De hecho, la sal fue uno de los elementos que llevaron la República de la Serenísima a su éxito comercial a nivel internacional. Hace casi 500 años el estado de Venecia construyó los Almacenes de la sal, nueve enormes almacenes dedicados exclusivamente a este producto. Hoy en día la sal ya no se encuentra dentro de los edificios que solían ser almacenes, ya que la función de esas construcciones ha cambiado con el tiempo y ahora se utilizan para acoger eventos, exposiciones de arte, espectáculos y también para guardar barcos.