El primer gueto del mundo se construyó en Venecia hace más de 500 años en el barrio de Cannaregio. Aunque la gente de Venecia no trataba muy bien a los judíos, la ciudad era de toda forma el lugar más seguro en Europa para esa comunidad. Antes de que se les confinara en el Ghetto, la mayoría de los judíos en Venecia vivía en la isla de la Giudecca y quizás sea justo “judío” la palabra de la que toma su nombre la isla de Giudecca. En principio, esta isla se llamaba Spinalonga, es decir “Espina larga”, por su forma muy parecida a la de una espina de pescado. Aunque parece muy cercana a las otras partes de Venecia, hasta la mitad del siglo XX los servicios de transporte público entre Giudecca y Zattere eran muy pocos y los habitantes de la Giudecca seguían con su modo de vida campesino, orgullosos de sus tradiciones y de su propio acento, que ha desaparecido a lo largo de los siglos. Hoy en día algunos habitantes de la Giudecca siguen considerándose más “Giudecchini” que Venecianos.