Aquí estamos enfrente de la iglesia de la Piedad. En la Venecia del siglo XIII, así como en el resto de Europa, los huérfanos eran muchísimos tal vez porque eran muchas las mujeres que morían durante el parto o porque muchas familias no podían cuidar a sus hijos debido a las condiciones de pobreza en las que tenían que vivir. Esta iglesia fue una de las muchas construcciones en las que se acogían a los pobres y a los indigentes, donde además de un hospital se realizó también una escuela para que las niñas huérfanas aprendieran a cantar y a corear. Aquí se formó el coro de mujeres más conocido en Europa, que el veneciano Antonio Vivaldi dirigió por cuarenta años, escribiendo aquí algunas de sus mejores producciones musicales para coros de mujeres.
Si miras hacia la calle al lado de la iglesia verás una placa en la pared que condena e incluso maldice el que abandone a sus hijos, refiriéndose sobre todo a los que tenían los recursos económicos para criarlos.