La pequeña iglesia a la derecha de la catedral fue dedicada a Santa Fosca. Cuenta la leyenda que a principios de la Edad media Fosca, procedente del Oriente Medio, se convirtió al cristianismo junto con su criada y por esta razón después del bautismo fueron perseguidas hasta que decidieron enfrentar al tribunal. Juzgadas culpables, las dos mujeres fueron torturadas, decapitadas y sus cuerpos echados al mar. Conmovidos por su triste suerte, unos pescadores decidieron recuperar sus cuerpos y llevarlos hasta la moderna Trípoli en Libia, donde permanecieron hasta que se construyera esta iglesia para guardar sus restos aquí en la laguna.