La elaboradísima fachada barroca de San Moisè o San Moisés en español, descrita como la más recargada de Venecia, llama la atención de los que van caminando hacia la Plaza de San Marcos desde la Academia. Construida en el siglo XVII en el más puro estilo barroco, la fachada fue decorada con estatuas de las virtudes morales y de los miembros de la Familia Fini, que fue la que financió su construcción convirtiendo así este lugar sagrado en una especie de trofeo personal. De ahí que Ruskin la llamase “la iglesia más atea” del mundo, en fuerte contraste con el estilo simple y elegante del Hotel Bauer que se encuentra a su lado. Durante el periodo de la Contrarreforma fue precisamente en esta plaza donde tuvo lugar la quema de libros.