En 1638, se inauguró en Venecia el Ridotto, el primer casino estatal de la era moderna. Ubicado en el Palazzo Dandolo, que hoy forma parte del Hotel Monaco & Grand Canal, el Ridotto se convirtió, durante 136 años, en una atracción principal para los jugadores de toda Europa, transformando a Venecia en un centro del juego de azar.

Su apertura marcó un cambio pragmático del gobierno veneciano: en lugar de combatir el juego, monopolizó sus beneficios. El juego se prohibió en todas partes, excepto en el Ridotto, que se convirtió en el símbolo del “casino estatal”. Las reglas eran claras: solo los patricios podían dirigir las mesas de juego, vistiendo pelucas y túnicas negras para simbolizar su estatus noble, mientras que los jugadores debían usar máscaras, creando la ilusión de igualdad social.

Inicialmente abierto solo durante el Carnaval, el Ridotto recibió luego licencias especiales para otros períodos, convirtiéndose en la principal atracción de Venecia para los visitantes extranjeros. Como recuerda Goldoni, enriqueció a algunos, arruinó a otros, pero atrajo jugadores de todo el mundo, generando grandes flujos de dinero.