El dueño de Punta de la Dogana es el coleccionista de arte Francois Pinault, que ha convertido todo en un centro de arte contemporánea.
Hasta el XVIII siglo, Punta de la Dogana era el área aduanal donde los buques de cargas extranjeras tenían que pagar sus impuestos.
La forma triangular de esta línea de tierra, que separa Canal Grande de la Giudecca, se parece a la proa de un barco.
Digno de atención es la bola de oro encima al edificio: la bola representa el mundo que descansa en los hombros de dos alas. Encima al mundo está la Fortuna que rotando indica la dirección del viento y, ciertamente, de la fortuna. Una perfecta fusión entre belleza, función, melancolía e ironía: la esencia de Venecia.