Pellestrina, el pequeño pueblo pesquero donde el tiempo parece haberse detenido. Las casas coloridas que dan a la laguna en fila con balcones floridos y los niños divirtiéndose zambulléndose en el agua de la laguna. Todos los habitantes se conocen. El aire huele a pescado asado que los isleños suelen asar al aire libre, delante de sus casas. Hay algunos restaurantes que ofrecen delicias a base de pescado recién pescado.