Aquí estamos justo enfrente de la casa de Carlo Goldoni, el gran dramaturgo veneciano que, junto con Casanova, ofrecía la imagen más realista y divertida de la vida veneciana durante el siglo XVIII.
Goldoni escribía muchísimo, y gran parte de su éxito se debió al empleo del dialecto veneciano. Se le conocía por su gran sentido del humor y su estatua en Campo san Bortolomio, cerca del Puente de Rialto, lo representa con una sonrisa irónica mientras mira hacia abajo observando a la gente que camina distraída. Quizás fuera de verdad ésta su manera para encontrar inspiración para sus obras. A pesar de su personalidad divertida, Goldoni siempre era muy atento a no ser demasiado explícito con sus bromas y chistes para evitar el riesgo de ofender la clase dominante, porque tanto su carrera como su financiación dependían de la satisfacción de los nobles con sus obras. Hoy en día, la casa de Goldoni es un museo totalmente dedicado a su vida y obras y bien merece una visita.