Ahora podéis ver la fachada de la iglesia de San Geremia, donde hay una dedicatoria a Santa Lucia, una mártir de Siracusa, que fue puesta después que sus restos fueron trasladados aquí desde la iglesia de Santa Lucia, destruida por construir la estación del tren, en la mitad de siglo XIX.
Los restos fueron llevados a Venecia en 1204, después del saqueo de Constantinopla, pero en 1476 un grupo de monjas los robaron. Bajo la amenaza de ser amuradas vivas, las monjas restituyeron los restos a los oficiales venecianos. En 1981 un grupo de mafiosos volvieron a robarlos y los restituyeron el 13 de diciembre, el día de Santa Lucia. De este edificio, que es uno de los más antiguos de Venecia, se destaca el campanario de ladrillos vistos del siglo XVII.