A la izquierda podéis admirar la entrada de atrás del teatro La Fenice, donde los ricos apasionados de óperas llegaban en barco. Antiguamente era uno de los 7 principales teatros de la ciudad, pero ahora es la única ópera de Venecia. Construida en 1792, solo 5 años antes de la caída de la República veneciana, reemplazaban el Teatro San Benedetto que se incendió en 1774. La Fenice, en italiano, significa fénix y ha tenido muchas oportunidades para cumplir con las expectativas de este nombre: el pájaro que vuelve a nacer desde sus cenizas. De hecho, fue destruida por incendios en 1836 y 1996, lo último es considerado uno de los momentos más trágicos en la historia moderna veneciana. En cada ocasión fue reconstruida exactamente “como y donde era”, realmente como una fénix. Es una joya entre los teatros europeos y empezó a alumbrar desde el principio, gracias a los compositores de la época que escribían y actuaban sus obras aquí, como por ejemplo, Bellini, Donizetti o Rossini. Giuseppe Verdi fue el artista más apegado a Venecia y querido por los venecianos: gracias a sus obras patrióticas se hizo un grande símbolo en la lucha contra los austriacos que dominaban la ciudad en el siglo XIV.
Hoy en día el teatro es un símbolo de Venecia y un sitio elegante para pasar una noche.